jueves, 29 de noviembre de 2018


Tengo dos hijos que no se conocen entre si. ¿Con quien están? ¿Por qué no los baño juntos?

Todo se inunda

"La vida se abre camino igual", me dijiste, a pesar nuestro, paralelamente, en el pasillo de al lado.
El que está oscuro, en un momento, se enciende.

Y todo se inunda

Los niños al fin se conocen, o ya se conocían, y los baño juntos.





viernes, 26 de octubre de 2018

Muchas veces soñé que estaba viva, pero que no la veíamos por cuestiones de falta de tiempo o de lejanía. Una lejanía de esas de las generaciones. Una lejanía de mundos. Ese mundo como penumbroso y más lento, en un departamento de un edificio viejo, con escaleras de mármol y molduras en los techos, y adentro un modular y el mantel con broderí en la mesa tan grande que ocupa casi todo el ambiente. La luz es poca y es blanca.
En el sueño no tenemos mucho para hablar, se generó una distancia inexplicable, que fue creciendo y se transformó en un animal grisáceo, como un búfalo feroz, que no quiere venir aquí pero nos está esperando.




viernes, 19 de octubre de 2018



8.40am. entro al subte, me siento y al lado mío una señora abre un libro.
Recuerdo que tengo uno en la cartera y lo abro.
Habla de un chico que pierde su símbolo de la paz porque vienen a talar el gran árbol de tilo del pueblo.
Llego a mi parada y no me queda otra que sambullirme en las olas de gente y bucear hasta llegar a la puerta para salir eyectada.
Me recompongo como puedo y subo la escalera mecánica pensando en el gran árbol de tilo talado y en como habrá tenido que hacer el chico para reemplazar ese símbolo de paz y tranquilidad.
Agarro Pasteur y me acuerdo de mi viejo por algo del libro que habla del padre peronista y lo llamo.
Hablo y luego pienso que la paz la llevamos dentro y que tengo que recordarlo en los momentos difíciles. En estos.
Doblo por Rivadavia, camino entre vendedores callejeros y llego al pasaje donde trabajo.
Facu llega temprano y corta una manzana.
Comemos.
Estamos dibujando los encuentros de cubiertas. Descubro una dificultad cuando lo viejo se junta con lo nuevo. Ahí no esta bien resuelto, no esta toda la información. No se sabe como es. Dudamos. Consulto con la otra oficina y me doy cuenta que nadie quiso meterse en ese embrollo.  Finalmente Facu encuentra que no hay que hacer nada para sostener lo viejo, porque hay tres columnas existentes donde apoya todo eso. Tema resuelto.
A media mañana suena el portero. Facu atiende, escucha y luego dice no, no es acá. Corta y se queda perplejo.
Le pregunto y me dice que le dijeron: -Paraíso?
Risas y seguimos dibujando.
Encuentros en el paraíso.




viernes, 31 de agosto de 2018


Caminar por Quito cuando ya está oscuro, con la mochila cargada, y parar, siempre, en el supermercado a comprar unas vainillas o galletas de arroz.
Las de arroz las recuerdo de los últimos momentos, cuando las comía sin parar mientras todo se desvanecía.
Del comienzo recuerdo el entusiasmo. Ya eramos tres y ese era un buen número.

El señor no llamó nunca y fuimos dejando de creer en él. Ellos primero. Yo lo retuve hasta lo último. A ese señor que pedía que ya lo olvidáramos, y que creo que para eso estábamos ahí.

Un día apareció un perro. Cuando llegé ya estaba merodeando la zona.
Creo que vino a llevarse lo que quedaba. Creo que vino a comerse al señor.

Solo así llegamos a convertirnos en las otras, las que no esperan, las que bailan, las que están ahí desarmándose, buscando lo imposible, lo que pide a gritos transformar y transformarse. Y cambiar.